Al mayor embustero de Sevilla.
De esta manera nos narra un eminente sevillano, una de
sus mitomanías, en un escrito amplio que no hay por donde cogerlo
“Quiero ocuparme
en este pequeño trabajo de divulgación colombófila de un palomo que en tiempos
pasados gozó de un merecido prestigio entre los aficionados que lo poseían y
cultivaban. Se trata del palomo Laudino”.
Y lleva toda la razón, es un honor poder hablar de
esos palomos de Sevilla, pero no bajo el nombre de LAUDINO, sino de PALOMO
LADRON a secas, tal y como se describe en la obra de 1711.- (Ordenanzas de
Sevilla)
“…palomos finos de gusto e intención, que no
pueden ser caseros, ni zuritos, ni mestizos a los cuales llaman palomos
ladrones.”
Si atendemos a la palabreja con
que este inquisidor rebautiza de nuevo a
estos palomos, apreciaremos, que si buscamos en el Diccionario de la Real
Academia de la Lengua, simplemente NO EXISTE, y en su lugar si queremos ser
doctos o formados debemos llamarlos LADINOS. Esta cita ya es publicada en la
Gaceta de Granja en 1.949.- por Cesar Martínez; texto que conocía el autor.
La diferencia estriba que cuando
por gente docta y formada se traducen una obra, los eruditos traducen LADINO, y
los menos formados o ignorantes traducen por desconocimiento LAUDINO.
Ejemplo claro de esto es la Obra
de Ros de Olano de 1.835.- Maese Cornello Tácito:
“Y
arrullo como palomo ladino a la sastresa”
o bien la traducción del historiador Juan Torres
Fontes:
“sobre
la Diversión de palomos ladinos entendidos como colgueros”
y que la propia Federación Murciana traduce
por palomos Laudinos.
Pero lejos de enfrascarnos en la
dialéctica, que ya es significativa, pasemos al siguiente párrafo:
La
tradición oral nos dice, que fue el Padre Franciscano D. Antonio Llaudís, quien
después de más de cuarenta años de dedicación a la práctica de la
colombicultura, dejó reflejado en un manuscrito sus experiencias obtenidas
durante el largo periodo de tiempo dedicado al cultivo del palomo que nos
ocupa, al cual los aficionados de la época denominaron con el nombre de Laudino
en honor al franciscano.
¿De qué tradición oral nos
habla?, mal empezamos dicha tradición no existe, es su coletilla para poder
enmascarar sus conocimientos a raíz de caer en sus manos la Joya colombófila
que junto a libro nuestra lucha son las dos obras que usted maneja en esas
fechas; obras que parces no saber leer, y como el tuerto es el rey en el país
de los ciegos, aquí empieza su travesía en los mares del engaño; pero
cerniéndonos al texto.
Pues como dicen en la tele Sr. VA A SER QUE NO. ¿Y por
qué NO?
1.1.- Porque el descubrimiento de esta Obra Sevillana
por los cuatro costados, dado que se sustenta en las Ordenanzas de Sevilla de
1527.- la hacen dos siglos más antigua, que la cita de Altamira en su libro La
Joya Colombófila de 1.924.-que es la primera que lees, y por eso la metedura de
pata ya en 1976.- cuando aún no ha empezado tu maquiavélica obra de
desaciertos.
1.2.- Porque investigaciones recientes recogen a
existencia de tal monje hasta ahora en el entredicho, al igual que su
manuscrito, pero no llamado Antonio llaudís, sino Antoni lauris, y no
perteneciente a la Orden Franciscana, sino a los Carmelitas Descalzos. Y su
manuscrito, no es tal, sino un pergamino que contiene unas normas básicas de
cómo volar las palomas, documento en poder de la Federación, a tenor de la
declaración de los herederos de los Albalat.
1.3.- Porque ya Cabaniles nos describe, como se
volaban las palomas en Valencia, sobre la segunda parte del siglo XIX, que para
conocimiento de todo el que leyere es una copia exacta de cómo se volaban las
buchonas en Inglaterra, en el mismo periodo, y dice así de esta guisa:
“Así se divierten en Valencia
los aficionados á estas palomas, y no recibe menos satisfacción el dueño cuando
percibe sus palomas al volver de su largo viaje. Que la que siente un inglés o un mejicano al ver que
su gallo gladiador mata á su enemigo en el campo de batalla.
El gran número de palomares que
hay en Valencia y el considerable de
palomas que se multiplican, ofrece á los valencianos otra diversión , que
consiste en los combates que se dan los
bandos enteros de dos propietarios, decidiéndose siempre la victoria á
favor de las palomas fieles á su domicilio. Cuando alguno hace .volver su
banda, la cual lo verifica en círculos concéntricos al palomar cuyos
diámetros varían, como también la altura
á que se elevan
las palomas, obliga otro vecino á la suya hasta que ambas se, encuentran formando,
una sola. Procura entonces aturdirlas con fuertes silbidos y chasquidos que las obligan
a apresurar el vuelo, y muchas veces á perder el tino y
desconocer su habitación. Continúan así como un cuarto de hora fatigándolas siempre con el fuerte
ruido de los látigos; cesa al fin este,
y lo reemplaza un cierto silbo suave y cariñoso, señal con que cada dueño llama
las suyas á su casa, obedecen dóciles las palomas, y al separase las bandas
confundidas suelen quedarse algunas menos, diestras en la contraria
con la cual se dirigen al palomar enemigo, descansando en él como si fuera el
suyo: ven entonces que las inmediatas entran á comer, siguen, incautas su
engañoso ejemplo, y corrida
la red quedan prisioneras. No puede el nuevo dueño disponer de estas hasta que
pase un día entero, tiempo prescrito para que el antiguo, acuda, á rescatarlas por el moderado precio
de doce cuartos; pero si descuidado deja pasar las veinte y cuatro horas, pierde todo
derecho, que se trasfiere desde entonces al apresador[1]”.
Por lo que ni por activa ni por pasiva, podemos
admitir laudino primero como palabra (pues no existe en el lenguaje castellano
que es el que profesamos los españoles de primera mano) ni en el sentido que
nuestro seudo-escritor quiere darnos, pues siguiendo su mismo criterio el
palomo lo denominaríamos LAURINO; cosa que no es.
Eso suele pasar, cuando no se es riguroso en las tesis
investigadoras y solo nos encandilamos con una obra en la creencia que esta es
la única fuente a consultar; mas le hubiera valido escudriñar en su misma ciudad
y hubiera hallado, la primera Obra citada y de eso modo no causar el mal
infringido.
Al hilo de su escrito:
“Llaudís
pensó en conseguir mediante los cruzamientos que efectuó, un palomo de un color
de pluma determinado El ahumado (pelo de rata) y lo consiguió; pero al mismo
tiempo pretendía que el palomo con el que trabajaba poseyera unos instintos
determinados, estos eran los de: Persecución, Seducción y Conservación. Con
esto, pretendía Llaudís, que al dejar el palomo sin su hembra (en celo), el
animal volara en busca de otra y tratara, llevado por sus instintos de seducirla,
empleando para ello sus dotes Don Juanescas y por medio de su arrullo peculiar,
forma de sus movimientos y maneras de volar, lograr al fin atraerla hacia su
palomar e introducirla en su nido. Todo esto debía hacerlo el buen ejemplar sin
molestar a su conquista, siendo meloso con ella.
¿De dónde se saca tanta ignominia? ¿Acaso ha tenido en
sus manos el defenestrado manuscrito? , para su información ese manuscrito hoy
pergamino solo contiene unas normas de cómo volar las palomas en suelta. Pero
no como la conocemos los andaluces (suelta de machos en contraposición a
sueltas de hembras en celos llamada Hembreo) sino como nos las describe
Cabanilles en la adición a la obra de herrera o como idénticamente nos la
cuenta el Manual de buen Jardinero publicado por la Sorbona de Paris. Es decir
suelta de palomas mensajeras o similares, “buchona ladrona ideal quinterón de
mensajeras “, tal y como se describe en la obra “La joya Colombófila” de
Altamira Raventós; de que a toque de
bombos cacerolas y látigos conformaban una gran bandada, y que a señal
convenida, cesaban los ruidos y echaban comida, para luego tirar la red y
capturarlas. Tal y como hemos descrito en formato original, que usted
desconocía. (Nada que ver en la forma de volar nuestras palomas); por tanto,
toda su imaginación cae por sí misma, creando un cuento o mito, tal y como nos
tiene acostumbrado.
Sigamos desmenuzando su escrito:
El
instinto de conservación fue el que no logró perfeccionar Llaudís, pues el
Laudino adolecía de ser un palomo demasiado temperamental y con cierta
facilidad se entregaba en palomares ajenos, guiado por su afán impetuoso de
encontrar hembra.
En
la actualidad, el Laudino puro, está prácticamente extinguido; si quedan
algunos ejemplares es en la zona de Levante (su lugar de origen), Játiva,
Alcoy, Murcia y su provincia, Alicante, etc.
Ni Llaudís perfeccionó nada ni corrigió el
temperamento, ni nada de nada, ¿No estaría describiendo un palomo pica de esa
época?, ¿Estaba usted allí para verlo y relatar sus hazañas? se lo pregunto
porque usted lo sabe todo, ni está prácticamente extinguido ni existe en el levante,
simplemente es un mito; y eso de lo voy a demostrar, simplemente consultando
las obras que usted maneja, y que por lo que ha escrito se ve a las claras, que
no se las ha leído, y si las ha leído, no sabe interpretarla, o bien su opinión
es sesgada y parcial, escrita, para la Federación que le eligió a dedo, para
traicionar las costumbres de Andalucía, nombrándolo Vicepresidente por algún
tiempo.
1.- Ramón Fontelles Barres “Nuestra lucha”
1.970.- pág. 2 “la paloma buchona era porque ya no existe….”
2.- Ramón Fontelles Barres “Nuestra lucha”
1.970.- pág. 138.- “”la paloma buchona debido a su proceso de transformación
iniciado en el año 1.925.-“ “Después de cuarenta años de depuración de aquella
sangre de las buchonas, con mira a su exterminio….”
3.- Cesar Diez Crespo “La paloma deportiva”
1.966.- pág.7 “Otras opiniones igualmente autorizadas, aseguran que nuestra
paloma es la resultante de cruces de la paloma mensajera Carrier, la Rafeña y
la buchona Sevillana…”
4.- Cesar Diez Crespo “La
paloma deportiva” 1.966.- pág.20.- “Se dice entre otras cosas, que bajo el
punto de vista técnico, esencial o científico, conviene afirmar que las palomas
buchonas, no existen en España; quedaron totalmente extinguidas hace más de
veinte años. La desaparición de estas obedece o responde, al resultado de un
proceso de transformación llevado a cabo por
organizaciones deportivas, ininterrumpidamente,
por espacio de más de treinta años,
para crear con la paloma buchona, la
actual paloma deportiva, que fue lograda merced á los cruces efectuados con ella y con palomas de otras variedades o
razas.”
5.- Cesar Diez Crespo “La paloma deportiva” 1.966.- pág.24.- “esta
disposición de triste memoria para los colombicultores, establecía la
prohibición y el exterminio, de las palomas llamadas entonces buchones,
inmediato antecedente de la hoy llamada deportiva….”
Como apreciará,
todas estas citas, usted, las conocía, antes de escribir, su nefasto
artículo, sobre ese mítico palomo de origen valenciano, al que usted llama,
Laudino, que no viene a significar otra cosa que “Palomo deportivo” entendido
este tal y como se ha citado anteriormente.
Porque la
obra de 1.711.- nos indica claramente la existencia de un palomo ladrón en
Sevilla, y seis siglos antes el tratado de Ibn Abdun también nos lo cita; ni en
Valencia ni Murcia quedan palomos de esos, primero , porque usted no los ha
conocido, segundo porque no existe por
ahora documento alguno anterior a los 40 que den un viso de credibilidad a sus
palabras, y mucho menos después de leer a cuatro autores contemporáneos de la
segunda mitad del siglo XX que así lo testifican (Ramon Fontelles en su libro
nuestra lucha manual de obligado estudio en la FEC, Cesar Diez Crespo en 1958.-
y el Padre Checa); cuestión que ya hemos
abordado, con expresión de sus bibliografías, la cual usted, declina no
apuntar, para que los ilusos andaluces, afectos a su organización, se lo crean.
Debería
reprogramar su bola de los acertijos, y no errar de la forma tan estrepitosa a
que nos tiene acostumbrado, pues con sus errores, hoy mentiras elevadas a la
categoría de leyendas, solo hace usted, dar una primacía a los palomos
inexistentes a menos desde los 50, sobre el papel, y mucho antes sobre los
textos descritos; de otras
regiones, en detrimento de nuestros
palomos o Razas Andaluzas, las únicas que se han conservado, con muchísima más
antigüedad que las inexistentes que citáis y algunas ya estandarizadas por la
Comisión de Agricultura del Gobierno Portugués en 1926.- libro que ya conoce.
El
palomo Laudino era un animal de agradable figura: cuerpo mediano, de pecho
ancho, descollado, con buche mediano, cabeza almendrada, pico semigrueso de
longitud mediana y color amarillento, ojo de pupila pequeña con el iris de
color rojo guinda, el ribete que circunda al ojo fino (no carnoso) y amarillo
pálido. Las carúnculas nasales medianamente desarrolladas, lisas y en forma
triangular, las patas finas y rojizas con uñas del mismo color del pico y con
transparencia.
Su imaginación, no tiene límites, incluso se
atreve a describirlo como si lo tuviera en la mano. ¿No estará usted
describiendo un seudo palomo ladrón o ratero como lo conocía usted en los 60, e
intenta cuadrar al martillazo unas características que nadie ha descrito? Ese párrafo que usted edita, no ni más ni
menos que un burdo plagío
Su imaginación es superlativa, al igual que su
osadía. Porque cualquiera que lea su descripción, esta imaginando un palomo
Ratero, tal y como lo conocí y lo crié en el 67; y así se denominaba hasta que
usted le cambia el nombre.
El Laudino sirvió de tronco original para el actual palomo deportivo, que también tuvo como cuna la zona de Levante.
Estoy de acuerdo con la segunda parte, el palomo
deportivo es oriundo del levante, de donde no debió salir nunca. Pero no me
puedo creer su afirmación del principio; podría usted haberlo llamado palomo
indeterminado, “Palomo multicruzado para
la suelta valenciana”, que fue lo que siempre fue, un palomo multihibrido
creado en función de las características que le mal llamado deporte de la Pica
exigía en cada momento. Pero dicha afirmación, también se cae por su propio
peso, pues ya hay quien muchos años antes ya nos dice, como se crea dichos
despojos:
3.- Cesar Diez Crespo “La paloma deportiva”
1.966.- pág.7 “Otras opiniones igualmente autorizadas, aseguran que nuestra
paloma es la resultante de cruces de la paloma mensajera Carrier, la Rafeña y
la buchona Sevillana…”
Parece y así queda demostrado, que no sabe leer,
y mucho menos, encuadrar en el tiempo a su mito “El Laudino” y a otros palomos
citados en el año 66 .- ¿Son anteriores ese Rafeño y esa buchona Sevillana” que
Cesar Diez Crespo ya cita dos décadas anterior a su artículo? Haga un acto de
rectificación y díganos, el porque a esa paloma buchona sevillana usted le
llama mas tarde “Laudino Sevillano”, ¿Tal vez para congratularse y hacer
honores, ante aquellos que solo intentaron e intentan exterminar nuestras
buchonas andaluzas, las cuales usted traiciona o vende en segundas nupcias para
que le otorguen el cargo de Vicepresidente?
Pero a colación de eso olvida usted lo descrito
por el primer Presidente de la FEC, Ramón Fontelles, en su libro ya citado,
este afirma, porque así lo vivió y así nos lo trascribe, que en la creación de
ese palomo ideal para la suelta valenciana llamada PICA; intervienen palomas andaluzas,
sin especificar cuál; salvo la leve descripción de una paloma malagueña de pico
corto. ¿Usted que tanto ha escrito se olvida de ese detalle? ¿No lo ha leído
nunca? ¿No sabe usted cual se ellas es? Le voy a refrescar la memoria: si ya a
finales del siglo XIX tenemos contrastadas las existencias de al menos tres
razas andaluzas (Lla coliteja o Marchenera, la Rafeña y la Colillana) por
reducción al absurdo al menos una de ellas seguro que es la que se cita en ese
libro, y si nos ceñimos a la descripción del pico ¿Qué paloma de pico corto
tenemos los andaluces?. La deducción es clara y hasta el más nobel de los
aficionados lo acertaría, pero usted NO.
Y dicho esto podemos afirmar, todo lo contrario
que usted ahora nos va a seguir contando:
”Hace
más de cuarenta años, llegaron a Sevilla procedentes de Valencia algunos
palomos Laudino y los aficionados sevillanos denominaron a estos ejemplares con
el nombre de "buchones valencianos". Lo de Laudinos quedó atrás y aun
hoy día, les seguimos llamando palomos valencianos.
Que nuevamente hay que decirle NO con letras
mayúsculas, que aquí no vino ningún palomo laudino procedente de valencia, ni
nadie de Sevilla, fue en tren a Valencia, como nos tienen acostumbrados. Los
palomos picas los únicos palomos valencianos conocidos o multicruzados para la
PICA y llamados simplemente picas, entran en Sevilla en el 67 y más concretamente en Utrera de la mano del médico llamado Pablo
Bauzano, el cual le trae a su hijo unos palomos de esa guisa.
Y al hilo de lo escrito, viene usted a cambiar la
historia y a desautorizar a todos aquellos autores valencianos, que
manifestaron, que las buchonas las extinguieron o exterminaron, tras años de
cruzamiento, para ese mismo fin.
Ahora le voy a explicar, para que muchos años
después de escribir sandeces, aprenda cual es el motivo del nombre Valenciano,
o la denominación que por parte de los
aficionados pocos formados de los cuales doy por hecho que usted pertenece, dan
al termino de palomo Valenciano.
A raíz de la puesta en práctica del deporte de la
PICA, a partir de 1920.- llega a todos los lugares, no las hazañas de esos
palomos sino la ingente cantidad de dinero estimado en pesetas, que estos
palomos mueven, según autores en los años 50 las quínelas ( apuestas subasta en cubierto que tanto antes como hoy
no son declaras a la Hacienda Pública estaban en la cantidad de 35,000 pesetas
de la época)y paralelamente el rumor cierto de lo asquerosamente caro que se
pagaba por un palomo de esos llamados valencianos o picas.
Como en la Argentina, y sin ir más lejos, en
Sevilla, debido a nuestra picaresca más avanzada, por ello de las necesidades
pasadas. Los recoveros más espabilados y haciéndose eco de esos rumores,
aprovechan la ocasión, lo mismo que hoy sus acólitos y alumnos en las mentiras,
para sacar sus buenos cuartos al vender todo palomo de la provincia, como
palomo valenciano, ¿Acaso no lo ha vivido usted en la Plaza de la Alfarfa?. Por
lo que veo NO, usted solo se dedicaba, al los chismes, y a dar pábulo al rumor,
que inventaba en una esquina y cuando llegaba a la otra el rumor a la otra ya
era cierto. De ahí la expresión de su amigo entre comillas, a la sazón, Francisco
Reina, (APRENDICES DE LA ALFARFA); porque solo se quedaban con sus chismes
cuentos y leyendas; o bien a pasearse con algún escrito basura bajo el brazo,
para que algún lelo después de leérselo se lo firmara.
Los
colombófilos sevillanos volaron estos palomos y no daban el juego que se
pretendía, pues fácilmente se perdían por entregarse en palomares ajenos (eran
blandos). Para remediar este defecto se cruzaron unos con palomos de raza
rafeña y otros con los de raza gorguera.
Los
que cruzaban con raza rafeña, lo hacían con la idea de frenar el ímpetu del
laudino y al mismo tiempo, se lograba dar dureza al animal para que no se
entregara con tanta facilidad en palomares ajenos. Al introducir el rafeño, el
aficionado perfeccionó mucho la configuración del animal, pues esta gano mucho
en anchura, a lo que los aficionados denominamos macetilla ancha. El pico se
logró acortar y gano mucho en grosor. Se lograron las tan codiciadas tres
verrugas que rodean el pico inferior del animal y que tanta belleza le dan al
palomo. Las patas se le acortaron un poco y también gano mucho el animal en su
condición de palomo meloso; pues, de todos es sabido, la gracia que imprime el
rafeño a sus movimientos; percheando dando palmadas, intentando sacar a la
paloma. Cuando recorre el tejado o lugar donde este posada su conquista, lo
hace con garbo y se acerca hasta ella arremetiendo la cola y dando unos
pequeños saltos hasta que no llega a ella y la toca con el pecho, la cautiva
con su forma de arrullar y prácticamente tira de ella con la intención de
llevarla a su nido.
Esta usted, o estaba ya en esa época un poco
descuadrado pues como nos describe, los únicos palomos que hacían o se
comportaban de esa guisa, antes al igual que hoy, son los PICAS , ¿Que iba
usted a esperar de esos pájaros? ¿Y todo lo que le sigue lo ha vivido usted? Claro que no, usted tiene
una salida, se lo han contado, como afirma en ese video hoy publicado en la red
¿Quién se lo ha contado? Porque seguramente su amigo se fue de este mundillo
sin saberlo, claro está que hoy usted dirá que no le preguntó; pero yo me voy a
permitir decirle cual era su opinión a esta cuestión, porque así la tengo
acreditada, en una conversación telefónica, “usted ni nadie ha visto un
gorguero en Sevilla” y dada su ascendencia y relevancia, de seguro me lo creo,
lo que no me creo son sus mentiras salidas de su bola mágica de los acertijos.
Por
otra parte, de los cruces que se efectuaron con los palomos gorgueros, se
lograron animales que ganaron mucho en belleza en vuelo. El gorguero aportó su
rabadilla ancha, lo que permite al palomo abrir mas la cola durante el vuelo y
también su forma especial de volar, pausadamente remando con el cuello
ligeramente echado hacia adelante, pero sin llegar a la postura alagartada.
A
tenor de todos los cruces que se efectuaron, el aficionado seleccionó, según su
gusto personal y continuó cruzando y recruzando los frutos de estas tres razas:
laudino, rafeño y gorguero. Volviendo a seleccionar los animales que reunían
las mejores cualidades de estética morfológica y a los que demostraban ser
grandes voladores y al mismo tiempo que tuvieran los tres instintos
fundamentales en todo buen palomo de celo.
Ha donde quiere llegar con tanta historieta ¿Quien
le ha comentado o donde lo ha visto? ¿Seguramente en su bola? ¿Qué es un
gorguero? ¿Qué dice que es lo que aportó? JAJAJAJA. Eso no se lo cree ni usted,
pero sus acólitos ignorantes a pies juntos SI; solo ver hoy las cuevas de
embusteros o foros federativos por donde usted y ellos se mueven, en una tradición
y culto a sus mentiras, y en defensa de
todo esto que usted narra.
¿A que Rafeño se refiere? A ese palomo que según
usted traen los árabes en el 711.- cuando nos invaden con canastas de Rafeños,
y que ponen un Murcia la factoría de todos los palomos padres y madres de
nuestras Razas Andaluzas. Seriedad y coherencia le hacen mucha falta. Vuelva a
leer lo que en otros escritos le he recomendado y vera como pasará a la
historia.
Pero aun no hemos terminado porque su
despropósito sigue:
Como
el aficionado cultivaba el palomo a su gusto personal, pues lograba conseguir
una estirpe que se identificaba con él. De esta forma, cuando se desprendía de
algún animal y este iba a parar a manos de otro aficionado, fácilmente se
notaban las diferencias existentes entre el cultivo del primero y el segundo.
Esta
forma de proceder ha durado hasta hace unos 20 años. Desde ese tiempo hasta
nuestros días la forma de concebir la afición ha cambiado mucho. Ahora se
trabaja más en equipo, el aficionado es más comunicativo, se comparten mas los
criterios y los palomos que se crían son mas semejantes. Se sigue manteniendo
el criterio de conseguir siempre el palomo ideal de celo, con los instintos
perfectamente definidos.
Le falta apostillar lo que el 1984.- inserta en
el estándar del mal llamado Laudino sevillano, ¿Ya maquinaba si inserción sin
haberse publicado? Pues si no pudo hacerlo en las reuniones de la Giralda, ese
escrito suyo es prueba palpable, que ya usted sabía por encima de todo
aficionado cual era el origen que le iba a colocar a ese palomo, es una copia
fiel de lo insertado; pero ocho años antes; ¿curioso no?
La afición no había cambiado su forma, fue la
sociedad quien hizo que de un simple cajón o cajones hechos de cajas de cerveza
o fruta de los palenques, de madera y colocados en los patios, tal y como nos
relata el libro de 1926.- ese que estandariza al Rafeño y al Marchenero y que
dictamina que ese súper palomo que usted denomina valenciano lo describa como
hibrido de marchenero, cuando cita; “ es
curioso ver como en la ciudad de Sevilla, existen tantos cajones de palomos en
sus patios como macetas de geranios”. De esa forma de tener los palomos se
pasa a la construcción de palomares blindados por temor a ser robados.
Y usted escribe lo descrito en el conocimiento de
que la provincia de Cádiz Alfonso de la Rimada y Manuel Salado este último
coautor años mas tarde de toda la traición urdida por usted a la afición, y que ya en el 64 hacían exposiciones de ámbito
cerrado; modelo que usted impone año más tarde.
La prueba de que la afición no ha cambiado la
tenemos hoy en los Colillanos que gracia a esos aficionados que jamás llevaron
un palomo de esa Raza, a meterlos en un cajón, hoy se conserva como antaño, no
sin antes tener que destruir todas las estructuras de las cuales usted es el
único culpable. Aunque usted de puerta a fuera, diga, afirma y mantiene, que
esos palomos son Murcianos. Vergüenza le debería de dar, de esparcir tal
ignominia sobre nuestros palomos
Últimamente
se ha cometido un grave error por parte de un buen número de aficionados, pues
guiados por el afán modernista de conseguir un palomo al cual se le exige que
como cualidad fundamental posea unas carúnculas nasales lo más desarrolladas
posible, porque creen que este detalle es de primordial importancia. Para
lograr esto, se han hecho cruzas con el palomo de raza carrier y se han
conseguido ejemplares que poseen gran cantidad de carúnculas nasales, pero en
contrapunto, se han dejado atrás: la gracia, la arrogancia, la finura, el
caché, las intenciones, etc., que poseían los palomos de hace 20 años atrás.
Todos
los aficionados conocen al palomo carrier y saben que es portador de un plumaje
vasto y apretado, de un cuerpo muy carnoso y de una figura anatómica que
difiere bastante del buen palomo de vuelo y celo. Los palomos portadores de la
sangre carrier han sido criados por el procedimiento de cruzar un ejemplar de
valenciano antiguo con el carrier y de esta forma sacar el mixto, re mixto,
cuarterón y quinterón. Al llegar al quinterón, se han conseguido ejemplares que
a la vista fácilmente han pasado por auténticos valencianos, pero cuando ha
llegado la hora de criar con ellos, han demostrado que por sus venas corre la
sangre carrier y los frutos obtenidos de estos apareamientos han dado un salto
de atavismo y lamentablemente lo que se ha conseguido sacar es casi un carrier
puro. Hoy día, los aficionados que efectuaron esta cruza, están totalmente
arrepentidos, y tratan por todos los medios de volver a conseguir el antiguo
palomo.
En esto debo darle la Razón, pero a sabiendas del
error, ¿Cómo no se hace el primer estándar, intentando eliminar toda
reminiscencia de esos mestizajes? ¿Por qué no se habla de ello? ¿Porqué no lo
inserta usted en ese segundo estándar que se inventa usted solito, y le inserta
unos orígenes falsos copiados de la Pigeon? ¿Por qué hoy sigue usted
apadrinando esos mixtos ya muy refinados en todos los foros o cuevas de
embusteros como expresivamente me gusta denominarlos?. Pero ni en el primero
confeccionado en la Giralda ni en el segundo obra completamente suya, se trata.
De todos esos errores narrados, salió años más
tarde el Granadino; pero usted jamás lo ha tratado.
La
forma de practicar la afición también ha cambiado mucho de como se hacía antes
a como se hace ahora. Los antiguos aficionados eran menos exigentes en la
estética del palomo visto en la mano, ellos preferían al ejemplar que fuera
sobre todo un gran volador, y para ello mantenían a los palomos en celo el
mayor tiempo posible y volaban en sus palomares como máximo un número de cinco
machos en celo. El equipo ideal es el formado por tres palomos que se
compenetren bien.
Los
aficionados de hoy, somos mas exigentes cuando examinamos el palomo en la mano
y le exigimos que posea muchas cualidades tales como las que tenga: bonita
cabeza, buen ojo, buen ribete de ojos, pico gordo semicorto y de color
acaramelado, carúnculas nasales bien desarrolladas y de forma mas o menos
triangular. Que posea tres verrugas que rodeen el pico inferior. Se prefiere al
palomo de tamaño mediano, bien equilibrado y se le exige al animal que posea
los instintos que lo identifican como buen palomo de afición de celo. Pero la
mayoría de aficionados llevados por el afán de superación y de conseguir el
palomo que posea todas las cualidades que anteriormente he relatado se olvidan
de darles celo a los animales que poseen y de esta forma no pueden valorar si
son buenos ejemplares de vuelo.
Vuelvo a darle la razón, pero con matices, olvida
usted los condicionamientos o cambios de hábitos antes descritos, a los que hay
que añadir, los concursos morfológicos, llevados a cabo con gallinas, conejos,
palomas de fantasía, con ocasión de las ferias Ibero Americanas que se
celebraban en Sevilla algunos años antes; y nuestras palomas no se salvarían de
tales modas, no se salvarían porque es usted quien las institucionaliza para la
Federación, es usted el inventor de
cuento chino de meter las palomas andaluzas en el cajón y eliminar sus vuelos,
sus prácticas, sus usos y costumbres; simplemente para evitar colisiones con
los aficionados a la pica; solo unos años más tarde, eso es lo que hay que
agradecerle, “haber sido el artífice del deterioro de nuestras palomas”
En
estos días, estamos tratando de crear el estándar tipo de este palomo, al cual
hasta la fecha le hemos llamado valenciano por haber venido de Valencia. Cuando
formemos el estándar queremos rebautizar al palomo con el nombre de Laudino
Sevillano, porque bien es verdad, que el palomo que actualmente poseemos es
fruto del trabajo de los aficionados sevillanos.
Rafael Yuste López.
Publicado en
Hoy y a toro pasado, con un simple ojeo de su escrito,
podemos afirmar, que es usted quien influye en la afición, para cambiar el
nombre de ese palomo legendario de la ciudad de Sevilla, atribuirle unos
orígenes que no le corresponde, pues, de su mala interpretación de las obras
que posee, las cuales ya hemos citado, cual catecismo palomero emanado de la
FEC y a cuyos intereses sirvió y sigue sirviendo cual aliado fiel; y de la
falta de iniciativa al no buscar en su ciudad, lo que hoy es una realidad,
hemos llegado a un punto donde la hegemonía del levante sobre nuestros palomos
es una realidad, y aunque ficticia, aun hay ignorantes que las creen, y eso
solo se lo debemos a usted, a sus errores los cuales, hoy podemos calificar de
mentiras; mentiras porque a sabiendas de la existencia de obras que tiran por
tierra sus tesis, aun no ha rectificado y lo que es más grave aún, sigue usted
empecinado en preservar su legado de mentiras , al igual que preserva sus
estándares, los cuales modifica sin la anuencia de la afición.
Es usted el único culpable del deterioro no de esta Raza sino todas, y lo que aun es
más grave, es usted quien está detrás de reventar todo intento de unir a la
afición, cuando surgen nuevos proyectos, que a nadie se le escapa, que usted
sigue trabajando para la Organización que hoy pretende encerrar nuestras
palomas, pues sus intervenciones en sus foros así lo demuestran, al igual que
hoy como antaño sigue pagando el impuesto que financia la oposición a las
tradiciones más arraigadas de Andalucía.
Pero no se preocupe, a pesar de su oposición ya hay
quien lo está remediando.
José Montoya Romero.-
Agosto del 2.011.-